Coser es contar: puntadas con quejío

Coser es contar es una propuesta expositiva en la que Kimika, artista japonesa residente en Sevilla, explora las posibilidades discursivas de los cuerpos femeninos así como de los procedimientos textiles en una serie de obras “pintadas” con aguja e hilo.

Para esta exposición, Kimika ha creado unas obras en las que el baile y el cante como herramientas de denuncia y de empoderamiento femenino tienen una gran presencia, porque a ella, como a Emma Goldman, no le interesan las revoluciones que no aceptan el baile. “Si no puedo bailar, tu revolución no me interesa” es una frase que proviene de la anécdota que esta anarquista lituana narra en su autobiografía Viviendo mi vida. Cuenta Goldman que durante las jornadas de protestas por la reducción de horas laborales de los trabajadores, se organizaron mítines, conciertos y bailes. Mientras ella bailaba en uno de estos actos un compañero se le acercó y le dijo que bailar era algo frívolo y que podría dañar a la causa revolucionaria, a lo que Goldman reaccionó enfadada: “(...) No creía que una Causa que defendía un maravilloso ideal, el anarquismo, la liberación de las convenciones y los prejuicios, exigiera la negación de la vida y la felicidad. Quiero libertad, el derecho a la libre expresión (...) Eso significaba el anarquismo para mí, y lo viviría así a pesar del mundo entero, de la cárcel, de las persecuciones, de todo”, escribe. Bailar, dar rienda suelta a la gestualidad corporal, no sólo no es incompatible con el activismo político y el compromiso social, sino que puede llegar a ser incluso una estrategia de denuncia, de resistencia, de empoderamiento y de combate.

Las mujeres saharauis, como las flamencas, lo saben bien y por ello el baile forma parte de su vida, de su revolución. Para ellas, compromiso y felicidad, denuncia y baile, no son en absoluto términos excluyentes sino todo lo contrario. Se bailan las alegrías y las penas; se bailan las protestas y las reivindicaciones; se bailan los recuerdos y los deseos de cambio.

Kimika comparte esta creencia y por eso en su trabajo bailan los cuerpos y en la exposición bailan las telas. En sus obras representa mujeres que se manifiestan bailando en el Sahara Occidental, compartiendo sensaciones e ideologías de manera empática con quien lo desee.

Los trabajos que muestra en La Puebla son resultado de las experiencias que Kimika ha vivido en los campamentos de refugiados del Sahara Occidental, donde ha compartido tiempo con las mujeres saharauis para conocer las preocupaciones y anhelos de estas mujeres que no se rinden en su lucha por conseguir el referéndum de autodeterminación del pueblo saharaui y poder regresar a su tierra. Allí comenzó a realizar unas obras con los trozos de melhfas (una pieza de cuatro metros de tela con la que las mujeres saharauis envuelven su cuerpo y cabello para protegerse de las inclemencias del clima en el desierto, así como por motivos culturales) que las saharauis le regalaban. Pedazos rasgados de las melhfas que ellas visten y que Kimika recibía agradecida en momentos de generosos intercambios de saberes, emociones, experiencias y amor. Retales de telas que contienen las memorias de quienes las han usado, sus esperanzas, sus deseos y que cuentan el relato de cada una de ellas, así como el de la propia artista. Cada puntada una palabra, un quejío, una lucha. Cada obra un texto.

A nivel formal, las siluetas de mujeres saharauis que aparecen en sus trabajos se han ido transformando desde un carácter más figurativo a unas formas más abstractas que albergan otras dentro de ellas. Siluetas de un cuerpo que contiene otro cuerpo, dentro de otro cuerpo, dentro de otro... como las matrioshkas rusas. Unas matrioshkas que a veces parecen fuegos, cuyas formas sugieren vulvas y que activan el debate del cuerpo como espacio de producción ideológica.

Junto a estas obras, otra nueva pieza creada a partir de su encuentro con la obra de Maruja Mallo de la colección del museo. Cierra la exposición el Muestrario paleta de colores, un conjunto de los trozos de melhfas que sus amigas saharauis le han regalado a lo largo de los años ordenado cromáticamente, metáfora de esa dispar comunidad heterogénea de mujeres unidas en su lucha, que continuará creciendo como el propio muestrario.

Utilizando la costura como una herramienta para transitar lo político, tanto individual como colectivamente, los trabajos que Kimika presenta en La Puebla de Cazalla habitan un interesante lugar entre lo poético, lo político y lo simbólico. Son obras de gran capacidad narrativa y carga política que dialogan con el contexto en el que se muestran porque desde la reflexión, el baile y los afectos, Kimika no da puntada sin hilo; da puntadas a compás y con profundo quejío.

Artista:

Kimika

Comisariado y texto firmado por:

Esther Regueira Mauriz

Inauguración:

18/12/2021 a las 13:00h

Contactos:

cultura@pueblacazalla.com

954 499 416

Nota:
Recordemos que el Sahara Occidental es una antigua colonia española, la provincia 53, que fue ocupada por Marruecos en 1975 cuando España abandonó de forma abrupta estos territorios y sus gentes sin realizar un proceso de descolonización como sucediera en la mayoría de colonias del continente africano.