Llorar por las manos
Exposición
04.03.23 / 01.05.23
Llorar por las manos
En su obra La República, el filósofo griego Platón abre una reflexión en torno a las “cualidades” esenciales que definen a las artes, señalando entre las mismas “la armonía, la gracia y el ritmo”. Acto seguido, escribe: “Y supongo que el arte plástico está lleno de tales cualidades, y también esas otras artes semejantes, el tejido, el bordado, la arquitectura y el diseño de otras cosas útiles...” Este fragmento nos sirve de motivo para comparar la concepción de las artes en nuestro siglo XXI y en la Grecia Antigua, donde la noción de “arte” (téchne) era referida a todo tipo de producción que se hiciera con destreza, y de acuerdo con unas reglas y principios racionales. Incluía esa noción de “arte” tanto a la arquitectura, la pintura y la escultura, como al arte textil, la cerámica..., lo que actualmente concebimos como “artesanía”. No existían entonces fronteras entre el arte y la artesanía. Fronteras que se pusieron en pie en el siglo XVIII, cuando se codificó “lo artístico” en función su interés puramente contemplativo y estético, como condición de las “bellas artes”, al tiempo que se clasificaba como “no-artística” toda producción orientada a un criterio de utilidad o funcionalidad. Se fijó así una barrera entre lo artístico y lo artesanal, excluyendo a esto último de los márgenes del arte y la estética.
Esta exposición, “Llorar por las manos”, de la artista textil Debaga (El Puerto de Santa María, 1979), apunta precisamente a derribar esas fronteras, a liquidar los estériles muros que han pretendido despojar lo artesanal de su dimensión artística y estética. Retoma así ese aliento con el que Marcel Duchamp agitó a las Vanguardias del siglo XX desde su “estetización de lo cotidiano”. La obra de Debaga se sitúa en esa difusa frontera, se instala en los incómodos márgenes que interrogan al Sistema-Arte, que lo cuestionan, precisamente ahora cuando sus programaciones acaban de incorporar al arte textil a su discurso, sacando del silencio a artistas como Teresa Lanceta, Aurèlia Muñoz, Anni Albers, Charlotte Johannesson o Carolina Lindberg, entre otras muchas.
“Tatuar con hilo” es la máxima que guía a Debaga en sus creaciones. Perforar y horadar la tela desde la sutileza, el cuidado y la pulsión estética que mueven al tatuador sobre la piel. “Llorar por las manos”, que es el título de esta exposición, sintetiza asimismo el quehacer artístico de Debaga, que desde los hilos y desde el poderoso ímpetu con que trabaja con su máquina de coser hilvana lágrimas de rabia y amor, de odio y conciencia, de agonía y fantasía. La imaginación se impone a los códigos de la razón, la libre expresión a la normatividad de la forma. Su arte es así testimonio de este mundo y de su desolación, del éxtasis que hermana a la locura y la razón, cielo e infierno, lo sagrado y lo profano. Pero es un arte que salva, no condena, que nos abre los ojos a los oscuros laberintos que pueblan la conciencia humana, para devolvérnoslos en un caótico juego de espejos. De ahí que la muestra se abra en dos direcciones: un cielo poblado de elementos de la cultura popular y la cultura de masas, desde Pikachu a los gallos de pelea; y un infierno que invita a la lucha con tus demonios y a la expiación de la culpa. La obra de Debaga respira verdad, en este régimen de simulacros; inspira honestidad, frente al imperio de la mentira; transpira belleza, que como nos enseñó Schiller, es el único camino hacia la libertad.
Artista:
Debaga
Inauguración:
04.03.23
Contactos: