Paloma
de la Cruz
La distancia entre la carne y el suelo
Instalación
26.02.2021 / 11.04.21
La Distancia Entre La Carne y El Suelo
Cuando Paloma trabaja el barro, crea una conexión sólida entre cuerpo y lugar. En sus instalaciones nos muestra una continuidad entre las formas del cuerpo y las de la arquitectura, creando confusiones entre recipiente y contenido. Vemos fluidos congelados en formas de intercambio, superficies ornamentadas que juegan con nuestras pupilas en un pálpito carnal.
Las formas que de la Cruz talla y esmalta recubren interiores de barro cocido. En su trabajo con el barro utiliza su propio cuerpo u objetos cotidianos (como el bidé) para crear formas sinuosas, bultos hinchados, protuberancias, pliegues orgánicos. La relación con el territorio en su trabajo es literal: trabaja con el propio material del suelo y en relación a lugares que habita. En Claustro inverso, los vanos de los arcos cordobeses se hinchan como cuerpos apresados por una arquitectura opresiva que evoca corsés y otros dispositivos de regulación de las formas humanas. Los diseños de tradición árabe para celosías palpitan como órganos apresados, con una ligereza que no deja de referirse a los cristales de una vidriera, de un lugar sagrado.
La referencia a los espacios sagrados continúa en los Paños de Abluciones. El rito aparece solidificado en estas piezas recubiertas con motivos de lencería. El erotismo de los paños señala la ablución y la relación con el agua cómo un juego sensual más que como un proceso de purificación. En Encuentro, el lugar de la higiene íntima se transforma en una obra de ingeniería, un puente o acueducto como espacio de unión. No hay lugar obsceno en el trabajo de Paloma de la Cruz; el brillo del esmalte atrae al cuerpo y se niega a ocultar. Su trabajo surge en parte de las represiones de una herencia nacional católica que oprime cuerpos y prácticas feminizadas, pero ella responde sin trauma.
La pieza El deseo de lo inverso es una de las primeras que Paloma de la Cruz realizó utilizando un bidé. El hueco de este se replica a poca distancia, convexo, protuberante como una barriga gestante, el desagüe transformado en ombligo. Ambas piezas tatuadas con un diseño vegetal que se mueve entre la lencería que cubre unas piernas o pechos, y las cortinas que protegen la intimidad. La pieza original, el bidé cóncavo sobre la pared, tiene la ornamentación tallada, mientras que el inverso la tiene esmaltada.
Las técnicas que utiliza la artista en sus piezas se mueven entre la dureza de la construcción y la delicadeza de una caricia. Al exponer estos trabajos en La Puebla de Cazalla, un pueblo donde la tradición cerámica y la producción de ladrillos ha tenido tanta importancia (como vemos en el Museo de Arte Contemporáneo José María Moreno Galván, con las paredes de ladrillos vistos), se ve con claridad: la cercanía entre el barro del suelo que pisamos y las paredes de los lugares donde vivimos. Es una misma materia que ha sido transformada para cambiar de forma y categoría. La distancia entre el suelo que no debemos tocar y las paredes que nos protegen está marcada por técnicas cuya subversión de la Cruz domina. La distancia entre la carne y el suelo es también la distancia entre el ángel de la casa que Virginia Woolf exige matar y la realidad del habitar el espacio doméstico, el lugar de la reproducción de la vida, de las mutaciones cotidianas, de los cuerpos brutalmente normados y las prácticas que sobreviven en la sensualidad de los encuentros
Horario de visitas:
Viernes de 16:00 -18:00 h.
Sábados, domingos y festivos de 11:00h. a 14:00 h. y de 16:00h. a 18:00h.
Visitas concertadas: Martes-Viernes: 10:00-14:00 h. (previa cita)
Tlf. 954 499 416/ mail: cultura@pueblacazalla.com
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