Delgado

La obra del pintor e ilustrador Álvaro Delgado se muestra a lo largo de toda su carrera en constante evolución, sin embargo, se encuentra fuertemente marcada por el uso habitual y constante del género del retrato.

Integrante de la Escuela de Vallecas, guarda una estrecha relación con todos los artistas figurativos de su tiempo, así como conexión en pensamiento y estilo, pero poco a poco se deja llevar por la abstracción y las corrientes matéricas, lo que conlleva que desarrolle un estilo muy personal, que incluso presenta en ocasiones reminiscencias o tendencia a una cierta reinterpretación del cubismo.

Este grabado, hace gala de su género más destacado, el retrato, aunque en este caso, representa a un animal, concretamente a un ciervo, en el que se muestra con gran expresividad como el artista genera formas a partir de violentos trazos que componen el reflejo psicológico del animal, llegando a transmitir quietud y mansedumbre a través de su mirada sosegada.

Delgado llegará a conseguir importantes galardones como la Medalla de Oro del Grabado o la del Mérito Artístico, una condecoración de la que siempre se sintió muy orgulloso, debido a su fuerte personalidad y a su gran capacidad creativa, que consiguió que se adaptara al avance de los tiempos y se desenvolviera en cada lenguaje con gran maestría.

La estampación de todas las láminas que componen esta colección fue realizada personalmente por Dimitri Papageourgiu, Medalla de Oro de Grabado en su taller de Madrid a comienzo de la década de los sesenta.